sábado, 19 de junio de 2021

La Empatía.

La empatía no es otra cosa que “la habilidad para estar conscientes de, reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás". En otras palabras, el ser empáticos es el ser capaces de “leer” emocionalmente a las personas.


Las personas empáticas tienen una predisposición natural para algunas de las competencias más demandadas en las ofertas de empleo: trabajo en equipo, capacidad de liderazgo, habilidades en la negociación y atención al público. Hay muy pocos profesionales que verdaderamente no sientan empatía. Tal como hemos apuntado, el ser humano cuenta con esta cualidad por naturaleza. La empatía es una conducta adaptativa que ha quedado inscrita en su biología.


¿Sirve la empatía en el trabajo?

Sí. Primero, por motivos relacionados con el bienestar y la salud de la persona trabajadora. Segundo, porque alguien empático es siempre bien recibido por las empresas. La empatía genera beneficios; cumplir con las normas de convivencia resulta realmente rentable para ellas. Una persona empática tratará de contemplar otros puntos de vista además del suyo. Y, por lo general, no velará solo por sus intereses, sino también por los del grupo y por los de la empresa. Algunas de las competencias más valoradas dependen en gran parte de que la persona sea empática:

a. Trabajo en equipo. Entender los puntos de vista de otros compañeros ayuda a eliminar prejuicios. No vale solo una idea, la tuya; valen las ideas de cualquiera que realmente sean efectivas. Para una persona empática es más sencillo trabajar con un objetivo común a pesar de que no haya prevalecido su forma de ver las cosas.

b. Liderazgo. El mando puede ejercerse sin empatía ninguna; sin embargo, el liderazgo no. Si es buen líder, tendrá a su cargo a personas que confían en su capacidad de coordinar el trabajo. Y esto en gran parte se debe a que se sienten escuchadas. Sus ideas tienen una validez dentro de la toma de decisiones. La confianza es recíproca, quien ejerce un buen liderazgo presta atención a cualquiera del equipo que sepa resolver una incidencia. Asume que, como ser humano, comete errores y puede equivocarse. Su capacidad para encontrar la mejor solución pasa por encima de su ego.

c. Negociación. En un proceso de negociación la empatía desempeña un papel fundamental. Un exceso o un defecto de esta competencia puede terminar con el trato o bien hacer que se llegue a un acuerdo poco ventajoso. Saber descifrar las reacciones de la otra parte va a convertirse en la clave para exigir más condiciones o bien para relajar un poco las peticiones iniciales.

d. Atención al público. Una persona empática es siempre alguien amable. Se pone en el lugar del otro y lo trata con respeto y simpatía. Por otro lado, esta cualidad ayuda a saber detectar lo que el público demanda y atender a sus necesidades en la medida de lo posible.

Una de las habilidades más raras de encontrar es la empatía. Igual que otras muchas, forma parte de la propia personalidad. Se es o no empático de la misma forma que se es rubio o moreno, colérico o sanguíneo, pero puede y debe adquirirse y perfeccionarse, como también podemos teñirnos el pelo o someternos a una dieta de adelgazamiento. El empático no pierde su personalidad, ni siquiera adopta temporalmente la del otro, simplemente lo entiende y valora el porqué de sus reacciones para poder contestarlas adecuadamente. Las personas que tienen empatía están mucho más adaptadas a las sutiles señales sociales que indican lo que otros necesitan o quieren. Esto los hace mejores en profesiones tales como la enseñanza, las ventas y la administración de su propio negocio.

 

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