Hasta no hace mucho tiempo cuando un profesor o profesora se encontraba con un problema en su asignatura, no me refiero a un problema de disciplina sino a algún aspecto relacionado con la enseñanza de su materia, las posibilidades de resolverlo se reducían a consultarlo con los profesores de su propio centro o quizás con algunos amigos que trabajaban en lo mismo. Si lo que deseaba era aplicar nuevas metodologías, el círculo se reducía todavía más, aunque siempre podía acudir a libros especializados. Quizás los más activos incluso acudían a algún congreso de carácter educativo donde, durante unas cuantas horas, podía estar en contacto con otros docentes. Los cursillos eran imprescindibles para mantenerse al día. Sea como fuere, los caminos para no quedarse anclado en apuntes amarillentos por el paso del tiempo y para intentar mejorar eran más bien limitados.
Sí, esto sucedía no hace mucho. Un poco después apareció Internet, que resultó ser un lugar perfecto para buscar cosas: problemas de matemáticas, comentarios de texto listos para su uso, una biografía sobre Gandhi y mil cosas más. Con muy poco esfuerzo, todos hemos sido capaces de llenar páginas enteras de texto de un modo casi mágico. Pero los tiempos han cambiado. El Internet de las cosas es ahora el Internet de las personas. Lo que antes era una navegación en solitario a través de páginas y páginas ahora se ha convertido en una gran plaza pública donde confluyen personas de todas las partes del Planeta. Hablan, comentan, discuten, comparten ideas, vídeos, imágenes, poemas y se relacionan de un modo como no se había conocido hasta ahora. Es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad, una de esas cosas que suceden una vez cada 500 años y que cambian la forma de ver el mundo.
¿Los profesores también tienen su propia plaza pública?
En el mundo educativo tiene un gran éxito Twitter. Se ha convertido probablemente en la red social más activa de todas las utilizadas por el profesorado. En ella encontraremos el día a día de una gran cantidad de profesionales de la educación y, sin lugar a dudas, los más innovadores y pioneros se comunican habitualmente a través de esta red. A diferencia de otras redes no hay foros de discusión, no hay carpetas repletas de fotos donde todos comentan y su mayor virtud está en poder escribir mensajes de longitud inferior a 140 caracteres. Estoy convencido de que este ha sido el gran éxito de esta red. Cuando se habla se prescinde de todo lo accesorio para pasar directamente a lo que importa de verdad, no hay espacio para más. En esta red fue donde surgió una frase que ya se ha hecho mítica "Nuestro claustro es la Red". Las conversaciones sobre temas educativos y todo lo que se comparte es de lo más gratificante. Cuando se tiene la paciencia de perseverar, ya que es una red donde se tarda un tiempo en hacer un buen uso de ella, se obtiene el mayor beneficio que un docente puede esperar.
Existen redes exclusivas para profesores como Internet en el Aula, que tiene más de 10.000 profesores miembros. Foros de discusión, grupos de trabajo, conferencias online, chats con especialistas, cursos gratuitos y grupos de trabajo hacen de esta red el lugar idóneo para aprender y compartir. Su abanico de posibilidades es muy amplio y difícilmente no se encuentra en ella un espacio en el que sentirse a gusto.
Facebook ocupa también un lugar importante para los docentes, los grupos sobre temas educativos florecen y cada semana aparecen nuevos. Se comparten recursos, se pide ayuda y se proporciona aquella información que cada uno considera que puede tener interés para los demás. Esta es probablemente la red más inespecífica pero podemos encontrar auténticas joyas y dedicaremos un espacio más adelante para descubrirlas.
No cabe duda de que ha surgido una nueva forma de comunicarse también en educación. Los problemas que antes podían tardar meses en resolverse se pueden solucionar en horas, podemos conocer nuevas metodologías y enfoques en los que ni siquiera habíamos pensado. Las redes sociales para el profesorado representan una nueva ventana que abre caminos insospechados y una inmensa fuente de riqueza profesional donde no cesaremos de aprender de otros y los demás de nosotros. Colaborando, el ser humano es capaz de llegar allí donde jamás alcanzaría en solitario, es la grandeza de la Web Social.
Por: Juan José de Haro
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